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Líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios.
El fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, Obispo Edir Macedo, de 67 años, nació en Río de Janeiro. En 1963, inició la carrera como funcionario público: teniendo un trabajo fijo en la Lotería del Estado de Río de Janeiro, la Loterj, y trabajó en el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, el IBGE, como investigador en el censo económico de 1970. Trás completar 16 años de carrera como operario público, dejó el cargo para dedicarse a la Obra de Dios, lo que en aquella época fue considerado por algunas personas una locura. Casado con Ester Bezerra hace 41 años, tiene dos hijas, Cristiane, Viviane y un hijo adoptivo, Moisés. Edir Macedo siempre destacó el apoyo de su esposa. Él dice que la mujer desempeña un papel importante en la familia. Ella educa a los hijos para que sean hombre de fe, cuida del marido, de la casa, en fin, vive un día a día agitado; sin embargo, lo que diferencia a la mujer de Dios es que ella hace todo bajo la dirección del Señor. Él tiene una amplia formación académica: está graduado en Teología por la Facultad Evangélica de Teología "Seminario Unido", y por la Facultad de Educación Teológica en el Estado de São Paulo (Fatebom). Hizo el doctorado en Teología, Filosofía Cristiana y Honoris Causa en Divinidad, además de tener un máster en Ciencias Teológicas en la Federación Evangélica Española de Entidades Religiosas "F.Y.Y.D.Y.R" (Madrid, España). Como escritor evangélico, Edir Macedo destaca con más de 10 millones de libros vendidos, divididos en 34 títulos, destacando los best-sellers: "Orixás, caboclos y guías" y "En los Pasos de Jesús", ambas publicaciones alcanzaron la cifra de más de tres millones de ejemplares vendidos en Brasil. Hoy reconocido como uno de los líderes evangélicos más influyentes en el mundo, Edir Macedo ya realizó concentraciones evangélicas que reunieron a más de un millón de personas. Entre las distintas obras sociales realizadas, destaca la recaudación de 700 toneladas de alimentos no-perecederos para las comunidades carentes, en un evento realizado en el Valle del Anhangabaú, São Paulo.
Obispo Edir Macedo De un origen simple, Edir Macedo siempre supo que tendría que luchar mucho para vencer las dificultades. Por eso, procuraba dividir su tiempo entre los estudios y el tiempo libre. En su juventud, él vivía con un miedo que lo atormentaba: tener el infierno como destino después de la muerte. Por eso, a los 17 años, decidió acompañar a la familia en un cambio más. Eucy, la hermana mayor, fue la primera en seguir el camino de la fe evangélica. Pasaba madrugadas despierta, sin aire, sofocada, con una crisis de bronquitis asmática. En las noches de frío, la casa de la familia Macedo se tornaba un infierno con tantos problemas. Eugenia, la madre, llevo a su hija a iglesias católicas y hasta centros espiritistas pero no encontraba solución para ello. Pero, un día, Eucy se impresionó al escuchar por la radio una palabra de fe de un pastor canadiense y asistió a la invitación del predicador. Ella fue curada y su historia intrigó a Edir Macedo, que buscaba respuestas a los interrogantes internos que él tenía. Con el apoyo de su hermana, el pasó a dedicarse ala meditación de la Biblia y luego comenzó a frecuentar la iglesia. Al poco tiempo, el ambiente de fe y la música, juntamente con las predicaciones, motivaron a Edir Macedo. Pero fue a los 19 años que ocurrió su conversión, cuenta. “Recibí un nuevo corazón. Una alegría indescriptible pasó hacer parte de mí ser. Fui libre de los complejos, de la soledad y de la dependencia a terceros. Me di cuenta que había en mí una energía propia que me hacia capaz de alcanzar todas las cosas a través del nombre del Señor Jesús. Fue la mayor alegría de toda mi vida: mi encuentro con Dios”, cuenta. Su voluntad de hacer la obra de Dios era tan grande que Edir Macedo pasó a predicar solo en un quisco de la plaza del Jardin do Méir, zona norte de Rio de Janeiro. La determinación crecía en medio a las dificultades. Llegó la oportunidad de alquilar un local donde anteriormente funcionaba una funeraria y, a partir de allí, el trabajo fue creciendo, hasta llegar la Iglesia Universal del Reino de Dios, que hoy está presente en todo Brasil y en más de 170 países. |
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